martes, 15 de marzo de 2011

NO NOS ENTENDEMOS






  














NO NOS ENTENDEMOS…
(A propósito de la visita de los Agentes Emilio, Vladimir y Raúl a Ciego de Ávila)
 
Quiero pensar que hacía sol…
Quiero pensar que después de diez años de desgastante contienda, en el pecho del Titán latía con mas fuerza el Honor que la decepción, pesaba más la altura de las ideas por las que tantas balas tenía ya en el cuerpo, que la traición, la cobardía, la desidia, el regionalismo, las indisciplinas y los intereses personales que sembraron discordias y desalientos en los protagonistas de aquella guerra, echando por tierra la sangre de tantos cubanos.
Quiero pensar que en los rostros curtidos por tantas Batallas de Moncada, Figueredo, Crombet, Rius Rivera, Quintín Banderas, Martínez Freyre, José Maceo y muchos más de sus hombres que ahora lo miraban, latía el orgullo de saberse tocados por la Historia, testigos de compartir con alguien excepcional, un momento excepcional.
No es difícil imaginar las emociones que los embargaban cuando el General le dijo simplemente al Capitán General que venía pidiendo la rendición sin Independencia y sin el cese de la odiada esclavitud:
“No nos entendemos…”
Quiero pensar que en esta otra soleada tarde de marzo, ciento treinta y tres años después, un orgullo similar embarga a los jóvenes que me rodean.
Emilio, Vladimir, Raúl, apenas tres nombres que evocan al tío combatiente de las arenas de Girón, al Lenin de aquella Escuela Vocacional donde sin dudas la savia del patriotismo y el amor regó el árbol de entereza y sacrificio que ya crecía en el pecho, y al General de Ejército de tantos combates que inspiró y dio fuerzas en la soledad acompañada que solo el Agente conoce.
Carlos, Moisés, Dalexy, tres hombres que hoy se incorporan con humildad al ejército del Pueblo, porque ya no hace falta esconderse detrás de un rostro enemigo, porque ya otros ocuparon su lugar, porque la Revolución sigue estando segura.
Tres hombres a los que antecedieron miles, a los que seguirán miles, mirando con sencillez a los que los rodean, enseñando, marcando el camino.
Quiero pensar que los jóvenes que me rodean en esta tarde se llevan a su casa un pedazo de ese orgullo que yo también sentí, y que esta noche, un instante antes de que el sueño le venza, pensarán tal vez: “hoy fui tocado por la Historia”
No importa que la pelea sea tan dura, no importan los millones que inexplicablemente (para algunos) se estrellan una y otra vez frente a la serenidad y la seguridad de un pueblo que, como dijo una vez Camilo, “no se dejará confundir”.
Quiero pensar que en esta tarde memorable los jóvenes que me rodean aprendieron que no es necesario esperar una batalla final contra el enemigo donde se decida el futuro que daremos a nuestros hijos, porque esa batalla ya comenzó, y el enemigo sigue siendo inteligente, poderoso, tenaz, y no está siempre a 90 millas, está muchas veces dentro de cada uno de nosotros mismos, en cada torpeza, en cada muestra de indolencia, en cada superficialidad, en cada momento de inercia, en cada cosa negativa que no tenemos el valor de combatir.
Quiero pensar que en los tiempos difíciles que vendrán, en los que muchas concepciones hasta hoy inamovibles tendrán que ser revisadas y modificadas, en pos del bien mayor de mantener viva la esperanza que es hoy Cuba como alternativa a un Sistema autodestructivo que lleva el mundo inexorablemente hacia el abismo,  Emilio, Vladimir, Raúl, o lo que es lo mismo, Carlos, Moisés, Dalexy, serán también Titanes a los que miramos con orgullo.
Quiero pensar que yo y los jóvenes que me rodean tendremos, cuando haga falta, el valor de mirar de frente al enemigo que nos invite a rendirnos, y seguirle diciendo, con esa misma fuerza que aquella tarde en Baraguá:
No, no nos entendemos…..