domingo, 26 de abril de 2020

Esta, me dijo un amigo a quien le di a leer este escrito, es una reflexión más desde lo social que desde lo jurídico. Bueno, vale, en el fondo mi motivación es más sentimental que legal. Las redes son cada día más el escenario en que nos encontramos para debatir. La cultura del debate va calando entre nosotros poco a poco. El camino es tortuoso y en parte desconocido, pero vamos acomodándonos.
La discusión en torno a los reportajes diarios sobre la detención de personas por hechos delictivos cometidos en esta etapa es hasta ahora menor de lo que pudiera esperarse, pero existe, y creo que no debemos rehuirla.
He leído muchas opiniones de colegas juristas, algunos conocidos, incluso amigos, y otros a los que no conozco. A todos les respeto su derecho a expresarse, coincida o no con sus pronunciamientos. He aquí la mía. Tal vez más larga pero, aclaro, no más válida que las demás.
No me considero lo que se dice un Constitucionalista en el sentido erudito del término, aunque sí en el laboral, pero no me gusta el calificativo, porque siempre prefiero reservar esas calificaciones para los que verdaderamente investigan y hacen aportes a la ciencia del derecho, y no para los que meramente las trabajan y yo estoy, he estado, entre los segundos.
El llamado que pudiera hacer sobre este tema es, en primer término, a eliminar la estridencia. De larga data es el trabajo que los juristas realizamos junto a los periodistas para, juntos, encontrar la mejor manera de reportar y tratar en los medios las noticias y temas relacionados con el derecho. Juntos, vamos avanzando poco a poco, y es innegable que se ha ganado mucho. No hemos llegado al estado deseado pero no falta la voluntad, aunque ésta de ahora quizá no sea la etapa más adecuada para evaluarnos, en medio de una dinámica social que nos supera.
Por tanto, considero que no deberíamos opinar como si ya hubiéramos llegado a nuestra meta y ahora alguien se propusiera retroceder. Es algo en lo que vamos ganando calidad y seguimos todos los días mejorando, poco a poco, por lo que las situaciones específicas deben ser evaluadas con serenidad, mesura y paciencia, enfocados en el objetivo final y no en momentos puntuales que pueden complacernos mas o menos, pero que no deben desviarnos ni desalentarnos.  
En segundo lugar, considero, con la venia de mis colegas, que aquí hay una cuestión elemental de respeto. Lo que está ocurriendo no es el actuar aislado de un periodista o el medio de prensa al que pertenece. Es una decisión de Gobierno, un acto de hecho, una medida pensada, meditada, coordinada y aplicada por la dirección del país, con objetivos y propósitos que han sido explicados, y como ciudadanos debemos respeto y acatamiento a esa decisión.
No digo que no pueda discreparse, lo que opino es que, una vez evidenciada esa voluntad estatal, explicada y fundamentada, aquellos de nosotros que confiamos en este Gobierno, que participamos de su elección, que esperamos del mismo respaldo a nuestras aspiraciones e intereses, le debemos lealtad y respeto, y se espera de nosotros que expresemos nuestras opiniones en una medida, forma y vía que evidencie esa lealtad y ese sentimiento.
Tal como se hace con un amigo, el enfoque con respecto a los actos de un gobierno que uno dice querer, respetar, seguir, tiene que ser integral, y no caben los extremismos, las críticas viscerales, el distanciamiento, la rabia que se percibe en algunos que, al parecer, no se dan cuenta que es el mismo gobierno, el mismo Estado, que está haciendo lo indecible por este pueblo.
El sarcasmo, el hipercriticismo, la actitud de francotiradores esperando cada acto, cada decisión, cada situación, para disparar nuestros dardos, no son correctas en este momento, e insisto en que hablo de quienes somos leales a la manera en que este país es dirigido, no a los adversarios, enemigos y detractores, de quienes por lógica no esperaría ese compromiso.
En tercer lugar, opino que no podemos obviar que el país está en una Situación Excepcional. No sigo con total asiduidad las noticias y no se si ha sido declarada con toda la oficialidad que merecería, pero es obvio, evidente, notorio, que, de facto, estamos en una situación excepcional, con las implicaciones jurídicas que de la misma se derivan. No en balde el país en todas sus demarcaciones político administrativas está siendo dirigido por los Consejos de Defensa.
Lamentablemente, la nueva Ley de Defensa y Seguridad Nacional, acorde con la actual Constitución, aún no ha sido promulgada, y está en el cronograma legislativo prevista para diciembre de este año 2020, aunque no sabemos si será posible cumplir ese propósito.
No obstante, tanto la Constitución actual como la Ley de Defensa Nacional vigente, ofrecen un respaldo normativo a esta situación que, si bien será sin dudas perfeccionado, incluso tomando en cuenta las actuales experiencias, no resulta insuficiente.
No podemos ignorar que la actual Constitución de la República regula, en su artículo 224, que en el tiempo que dure esta situación, la Ley determinará los derechos y deberes cuyo ejercicio debe ser regulado de manera diferente, algo, por demás, típico de esta figura Constitucional.
La Ley a la que se refiere, a falta de la que aún está por promulgarse, está vigente, y expresa, a su vez, en su artículo 10, inciso f), que el régimen de detención de las personas es uno de los derechos que pueden regularse de manera diferente en situaciones excepcionales, refiriéndose al previsto en el artículo 58 de la anterior Constitución. ¿Qué decía ese artículo?, decía, entre otras cosas, que “Nadie puede ser detenido sino en los casos, en la forma y con las garantías que prescriben las leyes”
Entonces, si algo tan intrínseco al debido proceso como es los casos, la forma y las garantías para detener a una persona, puede ser modificado en situaciones excepcionales, podemos inquietarnos o disgustarnos por lo que vemos en los reportajes de marras, pero es desleal e injusto enfocar nuestras críticas dando la sensación a quienes no conocen las normas jurídicas, que el Gobierno de este país está cometiendo arbitrariedades y violando nuestros derechos sin ton ni son. No es así y no debemos hablar como si lo fuera.
Si de algo puede darse con una piedra en el pecho la dirección actual de este país, es de tener una preocupación casi obsesiva con dotar a nuestra patria de un ordenamiento jurídico moderno y adaptado a nuestras realidades. Nadie con buena voluntad puede dudar de eso.
Después, cuando todo termine, el Consejo de Defensa Nacional rendirá cuenta a la Asamblea Nacional del Poder Popular de sus decisiones y su gestión durante esta etapa, porque así lo dicta también la Constitución.
Puede parecernos excesivo que se identifique por su nombre y su rostro a las personas, que se les interpele ante las cámaras, que se les someta al escarnio público sin haber sido juzgadas, y sobre eso les corresponderá evaluar a los que toman esas decisiones cómo podríamos haberlo hecho mejor sin sacrificar el objetivo, pero a los juristas nos debería hervir la sangre también ante el malnacido que se roba la comida de los ancianos y los discapacitados para lucrar, o al que, hoy, mientras miles de cubanos nos esforzamos en salir de esta pandemia y en ayudar a otros pueblos, se roba nada menos que un camión de sacos de arroz.
Nos puede doler que el periodista se sienta fuerte interrogando una mujer hasta la lágrimas o avergonzando ante millones a otra que, aún con nasobuco, se aprecia que podría ser su madre, y a él le corresponderá la evaluación ética del pueblo y de sus colegas, pero también tienen que dolernos los ancianos sin otras posibilidades, a los que no les llega la comida que el Estado les destina, o los ciudadanos, nosotros mismos, que en medio de la escasez somos víctimas de ladrones, coleros, revendedores y desvergonzados. Es ese el bien mayor que el Gobierno ha ponderado al decidir divulgar de esta manera los hechos delictivos y sus autores. Y al Gobierno y sus asesores, juristas, periodistas, le corresponde analizar a diario la manera de hacerlos con mayor calidad cada día.
Ese ejercicio de publicidad de un acto al que no estamos acostumbrados es perfectible, pero busca prevenir y evitar conductas que nos afectan a todos. Podemos buscarle la quinta pata al gato, pero no olvidemos las otras cuatro patas que están ahí para recordarnos que este país es muy difícil de gobernar mientras una parte de nosotros insistamos en robar, malversar, aprovecharnos del prójimo sin pensar en nada más.
Para defender derechos, parafraseando al poeta, cualquier momento es bueno para comenzar y ninguno es tan terrible para claudicar. No le reprocho a nadie que lo haga y por mi profesión nunca claudicaré.
No estoy diciendo que yo, si me tocara decidir, lo haría de esa misma manera, ni que pienso que en condiciones ordinarias debería hacerse de la misma manera. Estoy llamando a que reconozcamos que estamos en una situación excepcional, en lo mas parecido a una guerra que hemos estado en 60 años. Y eso es decir mucho para los cubanos. Solo les pido a mis colegas, respetuosa y humildemente, objetividad, mesura y respeto ante un Gobierno que lo merece, que sin duda alguna está dando muestras de que piensa primero en nuestro bien que ninguna otra cosa. ¡Sin duda alguna!
¡Tengamos sentido del momento histórico!



sábado, 5 de enero de 2013

Puesta al descubierto la operación de propaganda financiada por el Gobierno en Miami

Más de 2,200 páginas de documentos obtenidos por FOIA
por Gloria La Riva
Coordinadora, Comité Nacional por la Libertad de los Cinco Cubanos

En 1998, cinco hombres cubanos fueron arrestados por el gobierno de EEUU, y juzgados en Miami acusados de conspirar para cometer espionaje en los Estados Unidos.
La misión de estos cinco hombres era detener el terrorismo, manteniendo bajo observación a los extremistas de ultraderecha en Miami, con el fin de prevenir sus violentos ataques contra Cuba. “Los Cinco Cubanos”, como se les conoce actualmente, fueron condenados después de que la jueza les negara repetidamente el cambio de la sede del juicio a un lugar fuera de Miami. El gobierno de EE.UU. insistió en que fueran juzgados en Miami.
Lo que los Cinco Cubanos y sus abogados no supieron durante el juicio, fue que el gobierno de EE.UU., a través de su agencia de propaganda oficial, el Buró de Gobernadores de Transmisiones (BBG), les estaba pagando en secreto a prominentes periodistas de Miami, que, al mismo tiempo que el gobierno hacía su acusación, saturaban los medios de Miami con reportes que eran altamente provocativos y perjudiciales para los Cinco Cubanos.
La presencia de periodistas de Miami en las nóminas de pago del gobierno de EE.UU., quienes pretendían reportar como si se tratara de prensa “independiente”, va a lo más intrínseco en la injusta condena de los Cinco, quienes no solo fueron víctimas de una acusación por causas políticas, sino también de la operación de propaganda realizada por el gobierno.
Lawrence Wilkerson, jefe del equipo de Colin Powell cuando era Secretario de Estado, de 2001 a 2005, comentó que no era posible que los Cinco Cubanos tuvieran un juicio justo en Miami:
Cuando el caso llegó al tribunal, un cambio de sede estaba justificado y fue solicitado, debido a que ninguna corte de Miami iba a ofrecerle un juicio justo a los Cinco, ya que la ciudad, en gran parte, está en manos de algunos de los mismos cubano-americanos y sus partidarios, que supuestamente han perpetrado estas atrocidades contra el pueblo cubano y están preparados para invadir la isla. Pero la moción del cambio de la sede fue rechazada. Y los Cinco, desde luego, fueron condenados.
Wilkerson ha exigido la liberación de los Cinco Cubanos.
Así como también lo ha hecho el ex- presidente de EE.UU., Jimmy Carter, quien afirmó:
Creo que no hay razón para mantener a los Cinco Cubanos en prisión, existen dudas en las cortes de EE.UU. e incluso entre las organizaciones de derechos humanos en el mundo. Ahora, ellos han estado en prisión 12 años, y espero que en un futuro cercano sean puestos en libertad para retornar a sus hogares.
Profundizando para llegar a la verdad
El esfuerzo realizado durante varios años por el Comité Nacional para la Libertad de los Cinco Cubanos, la organización legal de derechos civiles Sociedad para la Fundación de la Justicia Civil y, más recientemente, por el periódico Liberation (Liberación), ha dado como resultado el descubrimiento de miles de páginas de materiales, que no se habían hecho públicos antes, y son exponentes de esta operación gubernamental.
Más de 2200 páginas de contratos entre periodistas de Miami y de Radio y TV Martí—hechas públicas hasta ahora por el periódico Liberation, a través de una petición de la Ley de Libertad de Información (FOIA)--muestran la falacia de la existencia de una prensa independiente en Miami.
Este es el primero de una serie de artículos acerca de estas nuevas revelaciones.
El BBG y su Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB), han operado Radio Martí desde 1985, y TV Martí desde 1990. Ambas realizan transmisiones dirigidas hacia Cuba con la intención de desestabilizar el gobierno. También transmiten directamente a Miami.
La Ley Smith-Mundt de 1948, que regula la “diplomacia pública” de EE.UU. en el extranjero, como la Voz de las Américas, Radio Europa Libre, Radio y TV Martí, etc., prohíbe al gobierno de EE.UU. financiar actividades para ejercer influencia y hacer propaganda dirigida a la opinión pública local, ver 22 U.S.C. § 1461.
El gobierno de EE.UU. ha invertido cerca de quinientos millones de dólares en la OCB en Miami. Con un presupuesto anual de cerca de $35 millones, la OCB y BBG ponen en sus nóminas a periodistas locales para transmitir el mismo mensaje dentro y fuera de los Estados Unidos, acerca de temas relacionados con Cuba, violando de hecho la ley contra la diseminación de propaganda de EE.UU. dentro del propio país.
Los documentos de fecha más temprana obtenidos de BBG hasta ahora, datan del 1ro. de noviembre de 1999. A pesar de que la petición FOIA, solicitando información acerca de los periodistas, es anterior a la fecha del derribo de los aviones en 1996—que también abarca la fecha del arresto de los Cinco en 1998—BBG se ha negado hasta el presente a acceder a esta solicitud, alegando que esos contratos y otros documentos han sido destruidos.
Estos contratos evidencian el pago del gobierno de EE.UU. a periodistas en Miami, cuyos reportes constituían un esfuerzo sostenido por crear una atmósfera de histeria y parcialidad contra Cuba y los Cinco Cubanos. Dos de los Cinco Cubanos—Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, y pronto Ramón Labañino – han presentado recursos de habeas corpus argumentando que sus derechos constitucionales a tener un debido proceso fueron escandalosamente socavados por la operación del gobierno en Miami y los pagos a los reporteros de Miami.
Los reportes de estos periodistas y sus contratos con el gobierno, demuestran una estrecha asociación entre Washington y los reporteros del ala derecha del exilio cubano. Prominentes periodistas que publican tendenciosos temas en contra de Cuba en los medios de Miami, son generosamente recompensados con contratos de BBG.
Con sus sedes en Miami, Radio y TV Martí son las únicas estaciones de propaganda de EE.UU. que operan fuera del área de Washington, D.C. Trasladadas a Miami en 1997, ambas fueron capaces de reclutar una cuadrilla de virulentos reporteros contrarios a Cuba.
Estos contratados por el gobierno de EE.UU. sirvieron como invitados, presentadores, escritores y comentaristas habituales, de programas como “Actualidad Mundial” (World Update), “Mesa Redonda” (Roundtable) y otros noticiarios diarios. En otras palabras, ellos dirigían y le daban forma al mensaje. A la vez que eran empleados del gobierno de EE.UU., estos periodistas también se mantenían como reporteros independientes cubriendo las relaciones entre Cuba y EE.UU. en otros medios.
Tal es el caso de Pablo Alfonso y Ariel Remos.
Los reporteros condenan a los Cinco antes del juicio
Pablo Alfonso fue reportero de El Nuevo Herald por largo tiempo. Los contratos revelados por el periódico Liberation, a través de FOIA, muestran que Alfonso recibió pagos de BBG por $58 600.00 durante el proceso de acusación de los Cinco Cubanos, en el periodo del 1 de noviembre de 1999 al 3` de diciembre de 2001. Le pagaron en total, hasta el 22 de agosto de 2007, $252 325.00.
Ariel Remos es un viejo reportero y comentarista del Diario Las Américas. Remos recibió pagos de BBG por $10 400.00, durante el proceso de acusación de los Cinco — del 1ro. de noviembre de 1999 al 9 de febrero de 2001. En total recibió como pago $24 350.00 hasta el 20 de noviembre de 2006.
Durante el proceso de acusación de los Cinco, ambos, Alfonso y Remos, escribieron explosivos artículos, que aparecieron publicados en los medios de Miami, acusando al gobierno de Cuba de asesinato.
Cargo falso de conspiración a asesinar
Hermanos al Rescate habían enviado repetidamente aviones para invadir el espacio aéreo cubano en 1995 y a principios de 1996, haciendo vuelos rasantes sobre los edificios de La Habana y lanzando miles de volantes sobre la ciudad. Cuando HAR hizo públicamente el anuncio de que volarían una vez más sobre el territorio cubano el 24 de febrero, Cuba advirtió que se tomarían acciones directas si los aviones los invadían nuevamente. Cuando los aviones atravesaron el espacio aéreo cubano, fueron derribados.
La histeria y la demanda de venganza invadieron prácticamente los medios de Miami en los días que siguieron al derribo de los aviones.
A pesar de haber estado en Miami, no en Cuba, y no haber participado en forma alguna en las acciones de Cuba para defender su territorio, Hernández fue convertido en un chivo expiatorio. Siete meses después de que los Cinco fueron arrestados, él fue acusado de conspirar para cometer asesinato.
La jueza Joan Lenard alegó en el juicio que el jurado -- el cual no estaba aislado y regresaba a sus casas cada día -- estaba suficientemente protegido de los medios de difusión, porque tenía sus instrucciones de no oír las noticias durante el juicio. Pero la comunidad de Miami ya había sido inundada por una cobertura dirigida a inflamar los ánimos acerca del derribo de los aviones, casi cinco años antes de que el jurado fuera seleccionado.
Alfonso y Remos estuvieron repicando constantemente para condenar a Fidel Castro por el derribo de los aviones, y entrevistaron a otros que demandaron su arresto por “asesino.” Sus artículos llamaban a la exaltación y eran sensacionalistas.
En 1999, mientras estaba bajo contrato del gobierno de EE.UU., Remos entrevistó a Ralph Fernández, abogado de Tampa, representante legal de José Basulto, presidente de Hermanos al Rescate.
El artículo de Remos, fechado el 28 de noviembre de 1999, plantea:
… [E]n el caso Estados Unidos vs. Gerardo Hernández, en el cual ha estado actuando Caroline Heck-Miler [sic] y donde la cadena de mando y causal en la muerte de cuatro miembros de Hermanos al Rescate – tres de ellos ciudadanos de EE.UU. y uno residente – supuestamente arranca con Fidel Castro.
Castro, por tanto, está en el citado caso acusado de asesinato y bajo investigación de asesinato; y pisar territorio norteamericano, puede ser arrestado y traído ante la justicia de este país. Tal es el criterio del abogado Fernández, y así lo acaba de expresar a DIARIO LAS AMERICAS.
El daño creado por la asociación entre el gobierno y sus periodistas pagados se reforzó durante el juicio.
El juicio comenzó en noviembre de 2000 y concluyó en junio de 2001.
A los tres meses de iniciado el juicio apareció un artículo de Ariel Remos en el Diario las Américas (Feb. 27, 2001), bajo el siguiente título: “Jeane Kirkpatrick pide a Ashcroft encausar por terrorismo internacional a funcionarios cubanos.” El artículo revela una carta al fiscal general de la nueva administración Bush, John Ashcroft, escrita por Kirkpatrick, la embajadora neo-conservadora de EE.UU. en Naciones Unidas durante la administración Reagan.
El artículo destaca el reclamo hecho en la carta a Ashcroft de que “en un juicio que se le sigue a cinco funcionarios cubanos en la Florida, ha resultado la evidencia de que los asesinatos [de los pilotos de Hermanos al Rescate-editor] fueron premeditados,” así como también la queja de que “las más altas autoridades que aprobaron este acto de terrorismo de estado, no han sido todavía encausados.”
El “acuerdo” entre el gobierno y los periodistas que estaban cubriendo a Cuba y la acusación de los Cinco Cubanos impactó claramente – o, mejor dicho, negó – la posibilidad de un juicio justo en Miami.
Pero el gobierno en su “Respuesta en Oposición”, del 25 de abril de 2011, a una moción presentada por Gerardo Hernández, que apela su sentencia de doble cadena perpetua, plantea una simple defensa del tipo “nunca me podrás atrapar”.
La reciente respuesta del gobierno presentada por los abogados del Departamento de Justicia de la administración Obama, argumenta que los artículos escritos por los periodistas pagados por el gobierno no podían haber tenido impacto alguno debido a que A) fueron publicados antes de que comenzara el juicio; o B) fueron publicados después de que comenzó el juicio y el jurado estaba conformado y advertido por la jueza en cuanto a no ser influenciado por los medios.
Por lo tanto, según el gobierno, la cobertura hostil e inflamatoria de los medios nunca pudo ser perjudicial para los acusados. Sus millones de dólares bombeados a los medios llamados “independientes” en Miami no tiene ninguna importancia o es incorrecta.
Sin embargo, los fiscales de EE.UU. sabían que las instrucciones de la jueza eran insuficientes para proteger el proceso del juicio de la influencia indebida de los medios, como se demostró por la moción del gobierno presentada por la fiscal Caroline Heck-Miller en diciembre de 2000. El gobierno solicitó una orden de silencio para prohibirle a la prensa citar a los testigos potenciales -- preocupados que estos testigos ayudarían a la defensa.
La moción fue presentada después que un testigo potencial, Richard Nuccio, había expresado su disgusto al conocer que el FBI fue advertido, antes del derribo de los aviones, de que esto podría ocurrir.
En la moción del gobierno se planteó: “…el jurado en este tribunal ha sido estrictamente instruido de no leer los reportes de la prensa acerca del caso, y no hay razón para creer que ellos no hayan considerado sus instrucciones. Sin embargo, el comentario desenfrenado por personas que están designadas como testigos en este asunto, contrariamente a las claras directivas de la Corte, plantea riesgos al proceso que ninguna de las partes habrían de soportar.” (Énfasis añadido)
El gobierno sabía y admitió que los medios podían influenciar al jurado. Y continuó pagando a los reporteros que estaban haciendo precisamente eso.
Creando un clima de histeria
La cobertura fue más allá de noticias corrientes, con el fin de crear el espectro de una supuesta amenaza que los acusados y Cuba deparaban para los Estados Unidos.
El 16 de septiembre de 1998, cuatro días después del arresto de los Cinco, Pablo Alfonso publicó una acusación sin fundamento y altamente inflamatoria, acerca del enlace de Cuba y sus agentes con el terrorismo. La misma apareció en El Nuevo Herald, con el título “Posible Alianza con el Terrorismo.”
Alfonso escribe:
La sorprendente ofensiva contra una supuesta red de espías cubanos en Miami podría ser una acción destinada a prevenir una posible colaboración del gobierno de Cuba con países involucrados en acciones terroristas contra Estados Unidos, según expresaron expertos en asuntos militares y de inteligencia a El Nuevo Herald.
En su artículo, Alfonso cita a Orestes Lorenzo, un ex-mayor de la Fuerza Aérea cubana, quien desertó a los Estados Unidos en 1991:
“Es ridículo suponer que el ejército cubano puede hacer algo serio ante el poderío militar norteamericano'', indicó Lorenzo. “Sin embargo, si pensamos en términos de servicios prestados a grupos terroristas o naciones como Libia, Irán u otras por el estilo, las cosas cambian''.
Lorenzo dijo que no le sorprende que el régimen de Fidel Castro está “prestando o vendiendo sus servicios de inteligencia'' a grupos terroristas islámicos o naciones poderosas interesadas en llevar a cabo actos terroristas en territorio norteamericano.
El infundamentado artículo de Alfonso finaliza convirtiendo en un hecho la especulación del vínculo de Cuba con los grupos terroristas “islámicos”.
Este tipo de reportes contribuyó al contexto y al clima político que enfrentaron los Cinco Cubanos a continuación de su arresto y durante todo el tiempo de su juicio, durante las deliberaciones del jurado, y por último la sentencia. Cuba fue reflejada por los medios de Miami como una entidad terrorista.
Wilfredo Cancio Isla, según los contratos publicados por el periódico Liberation, recibió $4 725.00 desde el 30 de septiembre de 2000, al 3 de diciembre de 2001 -- fechas incluidas en el periodo del proceso de acusación de los Cinco. Su contrato P109-1036 con Radio Martí lo comprometía a un “debate” de participación semanalmente en la estación hasta el 30 de septiembre de 2001. En total le pagaron $21 800.00 hasta el 20 de noviembre de 2006.
Durante este mismo periodo, Cancio publicó en El Nuevo Herald acusaciones no fundamentadas del gobierno que al jurado no le era permitido oír en la sala de la corte. Pero estas acusaciones aparecerían en la prensa para que todos las leyeran, incluyendo el jurado, que no estaba aislado.
El 4 de junio de 2001, el día que el jurado iba a comenzar las deliberaciones, apareció un artículo de Cancio en El Nuevo Herald con el siguiente encabezamiento: “Cuba usó alucinógenos al adiestrar a sus espías.”
Este inflamatorio artículo—supuestamente basado en información procedente de un anónimo “Un espía cubano desertor”—afirmó que Cuba les suministró LSD y otros alucinógenos para “modificar el comportamiento” para objetivos de “inteligencia y contrainteligencia.”
El supuesto ex-espía desertor “anónimo”, quien usaba dos seudónimos, Alex y José, vincula convenientemente la acusación de la droga con los Cinco Cubanos. Cancio escribe:
Cuba experimentó con técnicas de hipnosis y alucinógenos para “modificar el comportamiento” de numerosos agentes, que fueron enviados al extranjero ... "Entre estos alucinógenos estaban el psilocybin y el LSD. ..." [como describió mediante su fuente, Alex]
‘Puedo asegurar que la Red Avispa (desarticulada en septiembre de 1998) es apenas una porción del trabajo de espionaje que se había concebido para infiltrar a Estados Unidos a largo plazo,’ senaló Alex, que vive ahora en el Sur de la Florida. (Red Avispa es una referencia a los Cinco Cubanos.)
Está claro que los Cinco Cubanos son prisioneros políticos, que fueron víctimas de la despiadada propaganda en contra de Cuba generada por sus propios acusadores, el gobierno de EE.UU.
Más de 2,200 páginas de contratos obtenidas por el periódico Liberation — concertados entre las estaciones de propaganda de EE.UU., Radio y TV Martí, y periodistas de Miami que se hacían pasar por prensa independiente — ponen al descubierto la estrecha asociación existente entre el gobierno de EE.UU. y los reporteros del ala de extrema derecha del exilio cubano en Miami.
Los Cinco Cubanos son hombres de nacionalidad cubana, quienes estaban en una misión en Miami, que tenía el fin de detener el terrorismo con base en EE.UU., dirigido contra Cuba. Estos hombres fueron arrestados en 1998 por el FBI, y puestos en prisión, por tratar de revelar una nueva ola de acciones de violencia contra Cuba, procedente de Miami. Al buscar de obtener una sede para el juicio fuera de esta ciudad, los Cinco hicieron referencia a la predisposición contra Cuba dominante en Miami, pero la jueza rechazó sus numerosas solicitudes.
Con el descubrimiento — después del juicio — de los periodistas de Miami pagados por EE.UU., el Comité Nacional por la Libertad de los Cinco Cubanos, el periódico Liberation, y la organización de derechos civiles legales, el Fondo de la Sociedad para la Justicia Civil, iniciaron una investigación acerca de la forma en que el clima contra Cuba existente en Miami, es financiado y apoyado por el gobierno de EE.UU., aunque le está prohibido legalmente difundir propaganda dentro del país.
Las organizaciones antes mencionadas han documentado la extensa cobertura hecha en los medios por reporteros pagados por el gobierno.
PERIODISTAS DE MIAMI CON ANTECEDENTES COMO TERRORISTAS
Algunos de los periodistas de Miami que se encuentran en la nómina de pago del gobierno, tienen historia de apoyo a los ataques con armas contra Cuba. Otros les dieron una cobertura altamente favorable a las organizaciones terroristas de Miami que abogan por la violencia para derrocar al gobierno cubano.
Miami posee la exclusiva distinción en los Estados Unidos de albergar a organizaciones y ciudadanos particulares que son terroristas, con todo el conocimiento y muchas veces, el apoyo de Washington. Estos grupos han llevado a cabo numerosos ataques violentos contra el pueblo cubano con total impunidad. Más de 3,400 cubanos han sido asesinados por ataques terroristas.
Washington, a través de varias agencias gubernamentales, tiene un largo historial de armar y entrenar a terroristas contra Cuba en Miami. También, como se ha revelado, posee un patrón desarrollado de incluir en las nóminas de pago de Radio y TV Martí, a individuos que han propugnado y apoyado acciones violentas contra Cuba. Los cuarteles generales de estas estaciones se encuentran en Miami, bajo la influencia y dirección de la extrema derecha cubana residente en Miami.
ENRIQUE ENCINOSA
Enrique Encinosa, quien ha defendido los ataques con bombas de los hoteles cubanos, fue empleado por el gobierno de EE.UU., mientras estaba trabajando como director “independiente” de noticias, en la poderosa estación de radio en lengua española del ala derecha en Miami.
Durante el proceso de acusación de los Cinco Cubanos, Encinosa difundió regularmente noticias en la WAQI Radio de 50,000-watt de Miami (“Radio Mambí”), y fue un comentarista frecuente acerca de su arresto y acusación. Él recibió $5,200 por presentar un programa semanal en Radio Martí, desde el 1ro de octubre de 2000, hasta el 30 de septiembre de 2001, para un total de $10,400. El juicio de los cubanos abarcó ese periodo, pues se celebró del 27 de noviembre de 2000, al 8 de junio de 2001.
Encinosa alardeó en una entrevista de radio en Internet: “Yo arribé a los Estados Unidos en 1961. Llegué a estar involucrado en organizaciones paramilitares en contra de Castro cuando tenía 16 años. Participé en varias operaciones militares y secretas en Cuba siendo un hombre muy joven. También trabajé de capa y espada en operaciones encubiertas …” La entrevista fue en 2010.
Antes, en 2005, en una entrevista para el documental “638 formas de matar a Castro,” Encinosa apoyó la explosión de las bombas que estremecieron los hoteles de La Habana en 1997, una de las cuales mató al turista italiano Fabio Di Celmo. En el filme Encinosa dice: “Yo personalmente pienso que es un método aceptable. Es una manera de dañar el negocio del turismo. El mensaje que usted, uno, trata de lograr es que Cuba no es un buen lugar para los turistas. Entonces, si Cuba no es un buen lugar para los turistas porque hay unas pocas ventanas siendo voladas en los hoteles, eso está bien.”
Mientras los Cinco estaban monitoreando los planes de los terroristas de Miami a fines de la década de los 90, Encinosa era co-presentador en una estación de radio clandestina de onda corta en Miami llamada “La Voz de la Resistencia.” Esta estación estuvo trasmitiendo hacia Cuba semanalmente, y Encinosa convocaría a los oyentes a realizar ataques violentos contra objetivos económicos, así como también a abogar por los asesinatos de personalidades cubanas.
Los Cinco estaban comprometidos en una misión anti-terrorista, y nunca poseyeron un arma en Miami. Pero fueron a menudo descritos falsamente como secundadores del terrorismo por los periodistas de Miami.
En una entrevista varios días después del arresto de los Cinco Cubanos, publicada el 21 de septiembre de 1998 en El Nuevo Herald, Encinosa, quien fue citado como un experto en inteligencia, declaró que los arrestos tuvieron lugar porque la inteligencia de EE.UU. “haya detectado o tenga indicios de que esta información [supuestamente recopilada por los Cinco] está transitando por organizaciones terroristas fuera de Estados Unidos”.
JULIO ESTORINO
La historia de Julio Estorino incluye la membresía en la Junta Patriótica Cubana, la cual fue constituida a principios de los años 80 del pasado siglo. Esta propugnaba la violencia contra el gobierno cubano.
El curriculum de Estorino — de los documentos de la BBG obtenidos por el periódico Liberación — muestra que es empleado por el gobierno de EE.UU. al menos desde fecha tan lejana como marzo de 1998, varios meses antes del arresto de los Cinco Cubanos.
Su curriculum establece claramente: “Empleador: Gobierno de EE.UU., Oficina de Trasmisiones a Cuba … Miami Florida.” Aún no es posible conocer el monto total que Estorino recibió de la BBG, porque la agencia no ha presentado todavía documentos anteriores a noviembre de 1999. Pero el material obtenido por el periódico Liberation, muestra que le fueron pagados $14,950 desde el16 de octubre de 2002 al 31 de enero de 2004.
Durante el mismo periodo que Estorino estaba empleado por el gobierno de EE.UU., era también 1) Director Ejecutivo de un programa matutino de noticias de la estación de radio WACC del ala de la derecha de Miami; 2) Presentador de un programa vespertino diario de entrevistas, “El Portal”, de la misma estación; y 3) Co-presentador de “Al Día,” un programa diario de noticias y de opinión.
Desde 1997, ha sido columnista regular del periódico de Miami, Diario Las Américas. En los días del arresto de los Cinco Cubanos, Estorino escribió varios artículos para el Diario Las Américas acerca de su caso.
En un artículo, el 18 de septiembre de 1998, encabezado, “Los espías de La Habana y las intenciones de Washington,” Estorino escribe:
A lo largo de su prolongado reino de terror [Fidel Castro], muchos han sabido y casi todos hemos supuesto que, efectivamente, aquí, en este país, en Miami, entre nosotros, se mueven y actúan agentes del castrato con diversas misiones, ninguna de ellas muy buena que digamos.
Cuando los Cinco Cubanos fueron arrestados el 12 de septiembre de 1998, se inició inmediatamente un clamor por parte de varios de los más prominentes periodistas pagados por EE.UU. para que a los Cinco les fueran formulados cargos por la muerte de cuatro pilotos de Hermanos al Rescate (BTTR), que fueron derribados por Cuba, cuando invadieron el espacio aéreo cubano. Cuba había advertido a la administración de Clinton que no serían toleradas por más tiempo próximas invasiones de BTTR al territorio cubano.
Desde la fecha del derribo de los aviones, el 24 de febrero de 1996, hasta la formulación de cargos a uno de los Cinco Cubanos, Gerardo Hernández, el 8 de mayo de 1999, sobre falsas acusaciones de “conspiración para cometer asesinato,” la cobertura en Miami fue violenta, más allá de tener alguna apariencia de un reporte objetivo.
Algunos de los reportajes también lanzaban una red de culpabilidad sobre los Cinco Cubanos en conjunto.
Estorino escribió en un artículo publicado en el Diario Las Américas el 14 de mayo de 1999, titulado “Premeditación y alevosía”:
El gobierno de los Estados Unidos ha acusado formalmente a varios agentes de la dictadura castrista que actuaban en el sur de la Florida, de conspiración para asesinar, con motivo del derribo de los aviones de Hermanos al Rescate y su trágico saldo de cuatro muertos, el 24 de febrero de 1996.
Todo esto debe ser probado y no debe ser muy difícil hacerlo. …
Cuarenta años hemos esperado los exiliados cubanos para que se empiece e reconocer, tácitamente siquiera, que no han sido exageradas, ni tergiversadas, ni mentirosas nuestra denuncias sobre la vileza y la maldad de Fidel Castro y del sistema de gobierno por él impuesto a nuestro pueblo. Esa vileza y esa maldad tocan ya la geografía de los Estados Unidos y a ciudadanos de este país y es hora de que se actúe en consecuencia: que sea encausado Fidel Castro también y junto con él, todos los que tuvieron participación en este crimen infame.
Es hora de que se haga justicia.
ALBERTO MÜLLER
Alberto Müller salió de Cuba para los Estados Unidos en 1960, y formó un grupo llamado Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE), que llevó a cabo ataques terroristas dentro de Cuba, incluyendo la explosión de bombas en La Habana. Con entrenamiento de la CIA, se infiltró en Cuba en 1961 para tratar de organizar acciones paramilitares en las montañas del Escambray, justo antes de la invasión de Bahía de Cochinos.
Müller fue capturado y condenado por ataques terroristas. Después de 20 años en prisión y de estar exiliado en los Estados Unidos, Müller se convirtió en reportero en Miami.
Los contratos de la BBG obtenidos por el periódico Liberación muestran el pago de $38,571 del gobierno a Müller, desde el 1ro de octubre de 2004, al 31 de marzo de 2010. Anteriormente, durante el juicio de los Cinco, él escribió incendiarios artículos acerca de los Cinco Cubanos y el derribo de los aviones de BTTR.
BBG hasta ahora no ha emitido información relativa al empleo por su parte de reporteros de Miami antes de noviembre de 1999.
El 20 de febrero de 2001, Müller escribió un artículo particularmente venenoso, titulado “Asesinos” en el Diario Las Américas:
Los últimos minutos de vida de los cuatro pilotos derribados en aguas internacionales por aviones MiGs castristas han quedado filmados y grabados para la posteridad.
Lo que nos faltaba por escuchar...a viva voz...sin cortapisas sin pudor alguno...con acento de calculada premeditación sangrienta....los subalternos solicitando al comandante en jefe la orden para pulverizar con un cohete soviético a las avionetas indefensas de Hermanos al Rescate...Se cumplen cinco años del horrendo crimen cometido en aguas internacionales. Por tal razón el hecho debe ser potestad jurídica y humanitaria de todos los organismos de justicia humana, desde el Tribunal Internacional de la Haya hasta la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La Confesión del Crimen... en la propia voz del verdugo subalterno... la hemos escuchado al fin con absoluto claridad.... durante el juicio a los espías castristas infiltrados en Miami.
Que más falta ahora para tomar la decisión de sentar a Fidel Castro. Qué más falta ahora para tomar la decisión de sentar a Fidel Castro ante un Tribunal Jurídico Internacional? Pues nada más. Todos los elementos indagatorios están a la mano.
Ningún crimen debe queda impune.... pero el que se ejecuta a cielo abierto... contra seres humanos indefensos que sobrevolaban aguas internacionales en busca de balseros cubanos en altamar, merece el repudio irrestricto e inequívoco de toda la humanidad... por su carácter genocida y sucio”. [Nota del editor: Los marcos tipográficos de elipse son de Múller.]
El hecho es tan detestable por su naturaleza criminal contra la humanidad que sugiere un banquillo para los acusados, ya sean verdugos subalternos o verdugos de jefatura máxima.
DOCUMENTOS REVELADOS RECIENTEMENTE ESTÁN DISPONIBLES PARA SER VISTOS POR EL PÚBLICO
Debido al fuerte interés en las miles de páginas de material de contratación para los medios de Miami, que el periódico Liberación obtuvo, y que constituyen las bases para este análisis y las series de reportes, estamos poniendo a disposición del público los documentos para su lectura y comentarios en www.ReportersforHire.org. Hemos escaneado los materiales y los hemos convertido en textos que pueden ser localizados con reconocimiento de carácter óptico.
Estos materiales contienen información acerca de los contratos de BBG con los medios de Miami, incluyendo, por ejemplo, la revelación de que Enrique Patterson, un prominente periodista de Miami, recibió $135,350 del gobierno de EE.UU. entre noviembre de 2002 y junio de 2007.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Carta a un joven que se va. Rafael Hernández •

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza… Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
 San Pablo, Epístola 1ª a Timoteo, cap. 4, vers. 12, 16. 

Seguro no recuerdas la caída del muro de Berlín, pues quizás naciste en ese mismo año o cuando más terminabas la primaria. Para ti y tus amigos, la muerte del Che es un acontecimiento tan remoto como lo era la Revolución rusa para los que nos fuimos a alfabetizar en 1961. Tan remoto como el siglo pasado. Aunque celebraste el nacimiento del nuevo milenio, te sientes más del siglo XXI que del XX. Si alguien te dijera que eres un cubano de transición, lo mirarías con extrañeza. (Te comento que esa frase despedía cierto resplandor en los años 60; ahora no tanto). En cambio, si alguien te preguntara si eres un ciudadano del Periodo especial, quizás te encogerías de hombros o le harías un comentario mordaz, pero en el fondo estarías más de acuerdo. La mayor parte de tu infancia y adolescencia han coincidido con ese Periodo especial, que a diferencia de los viejos, a ti no te ha tocado vivir como malos tiempos o incluso derrumbe de ilusiones, sino como único horizonte de vida. En estos 22 años, que vienen siendo como una generación y media, según los expertos, no has recolectado epopeyas como Playa Girón o la Crisis de Octubre, ni siquiera la guerra de Angola. Sientes que la mayor diferencia con los viejos, sin embargo, no ha sido la falta de aquellas gestas, sino de aquellos sueños. Esa épica revolucionaria se aleja más de ti mientras más la televisión vacía sus imágenes repetidas en la pantalla, las has visto tantas veces que no te dicen nada. Pero no es tanto eso lo que te falta, sino los proyectos que otros antes de ti pudieron hacerse. Cuando llegaste, todo estaba hecho, armado, por los que habían demolido lo viejo (lo que para ellos era “el pasado”), construido y reglamentado el orden nuevo. Tú, que no llegaste a tiempo para aquellas edificaciones, piensas que aquel país inventado por otros (para ti, “el pasado”) ya no existe, y solo sobrevive un orden viejo, más bien irremediable. Lo peor, sin embargo, no es haber nacido en un orden preestablecido, porque eso le pasa a todo el mundo, sino tus inciertas posibilidades de cambiarlo. En todo caso, no quieres invertir tu vida intentándolo, porque no tienes otra que esta; y aspiras a conseguir un techo propio, un empleo que te guste y te permita lo que puedas con tu capacidad y esfuerzo, sin penurias de transporte y luz, y planear para irte de vacaciones a alguna parte una vez al año, aunque tengas que quitarte de otras cosas. Piensas que la única manera de asegurarte esa vida es saltar por encima de este horizonte y buscar otros. 

No sé cuándo lo decidiste —y quizás una parte de ti todavía duda. Puede ser que se te haya ocurrido la primera vez cuando supiste que un amigo tuyo ya no estaba aquí; cuando, en un encuentro con viejos compañeros de clase, se pusieron a inventariar al grupo, y ahí se dieron cuenta de que muchos se habían ido. O porque a tu pareja se le ha metido en la cabeza y no para de hablar de eso el santo día. O porque esa misma pareja se ha hecho ciudadana española, y con ese pasaporte ya pueden irse a vivir a Europa o a cualquier país, hasta los mismos EE.UU.. O porque tus parientes en Miami, Madrid o Toronto pueden darte una mano. O porque simplemente necesitas respirar otro aire. 

Esta carta parte de creer que piensas con tu propia cabeza. Mi intención no es disuadirte, ni hacerte advertencias, ni mucho menos endilgarte un discurso patriótico. No pretendo hablarte como tu padre, consejero o guía espiritual; ni como mensajero de una fe religiosa, verdad revelada, voz de la experiencia o autoridad de maestro. Te invito a pensar entre los dos tus razones, pero sobre todo el contexto y significado de tu decisión de irte del país. A poner en situación tus argumentos, para sacar algo en limpio que, tal vez, pueda servirte. No creas que lo hago solo por ti. Tengo mis propios motivos, porque tu decisión de partir nos implica a todos, y sobre todo a los que no hemos pensado nunca en irnos. 

Te propongo primero que miremos juntos lo que tenemos alrededor. 

Oyes decir que los jóvenes no tienen valores, reniegan del socialismo, se quieren ir del país y no les interesa la política. Quizás los que así piensan identifican valores con sus valores, la política con movilizaciones y discursos, la defensa del socialismo con determinados mandamientos —entre otros, que este sistema es solo para los revolucionarios comprometidos, que un ciudadano cubano solo lo es mientras resida en la tierra donde nació, o que disponer de otro documento de viaje equivale a ponerse a las órdenes de una potencia extranjera. 

Te advierto que los que así razonan no son nada más “algunos funcionarios”, sino muchas otras buenas personas, íntegros ciudadanos, para quienes defender la patria no es una declaración. De hecho, cuando estos hablan de defender las conquistas sociales de la Revolución, la mayoría piensa en educación y salud gratuitas, y —si esa es la medida de la Revolución y el socialismo en el plano social—, es lógico que muchos digan que tú deberías pagarlas, si te quieres mudar a otra parte “donde no vas a defenderlas”. 

 En cambio, tú crees que esos derechos los conquistó la Revolución para todos, y por eso mismo son tuyos, sin más condiciones que haber nacido en esta isla. Has escuchado que, según la Constitución, los derechos básicos de un cubano están más allá de su manera de pensar; y que la justicia social y la igualdad son precisamente eso: principios y valores que hay que ejercer de verdad, sin sujetarlos a clase, raza, género, orientación sexual, religión o ideología, porque representan la conquista más importante de todas, la de la dignidad plena de la persona. Bueno, si tú estás de acuerdo con eso, quizás te sorprenda escuchar que eres una criatura del socialismo. Si te importan el bienestar de toda la sociedad, la democracia de los ciudadanos, la libertad (incluida la de todos los que te rodean) y la independencia nacional, te advierto que eres un ser más politizado que muchos habitantes del planeta —incluidos probablemente la mayoría de ese país para donde vas. 

También tú tienes, como esos otros buenos ciudadanos que acabo de mencionar, tus propias verdades asumidas, que compartes con tus amigos, y que ustedes tampoco ponen nunca en tela de juicio. Por ejemplo, piensan que son un cero a la izquierda, y que nada pasa por ustedes. Sin embargo, te comento que este sistema nuestro te consulta y te pide que te movilices, porque tu movilización y tus opiniones le son necesarias para que la mayoría de las políticas funcionen —aunque ni tú ni muchos burócratas lo entiendan así. En efecto, aunque ellos sigan pensando que lo decisivo es aceitar la cadena de mando y cumplir el plan, y tú creas que eres una nulidad en el sistema, cuando pides la palabra para criticar los Lineamientos, reclamas tus derechos en cualquier parte, protestas ante desigualdades y privilegios, aplaudes una crítica dicha sin pelos en la lengua, pides que las políticas no solo se enuncien sino tengan resultados —e incluso cuando acudes a la Plaza refunfuñando, para hacer quórum en la misa de Joseph Ratzinger— estás contribuyendo activamente a la política, y a mantener vivo un tejido sin el cual este sistema languidecería, y que los sociólogos llaman consenso

Por cierto, ese tejido es lo que sostiene también al capitalismo. La diferencia consiste en que este no requiere que participes activamente, basta con que no intentes subvertirlo, tengas la sensación de estar informado y poder decidir quién gobierna, yendo a votar (o no) cada cierto tiempo. Naturalmente que allá puedes expresar muchas opiniones y escuchar otras miles, elegir entre varios candidatos, enterarte de quiénes son y cómo piensan, sus planes y propuestas para los grandes problemas del país, e ir a votar (si eres ciudadano) por el que te parezca. Quizás te hayas preguntado a veces por qué este sistema nuestro, que tiene sus elecciones, no puede darle a la gente que piensa como tú la posibilidad de expresar sus opiniones políticas en la televisión, proponer tantos candidatos como quiera (no solo abajo, sino a todos los niveles), escucharlos, hacerles preguntas y saber lo que tienen en la cabeza, antes de votar por ellos y sus propuestas. Siempre has oído que la confrontación política en la televisión, una lista abierta de candidatos y el debate entre ellos no es otra cosa que la politiquería del capitalismo. Que si abrimos ese espacio, los americanos, la mafia de Miami y los disidentes se van a aprovechar para usar sus dineros y confundir al pueblo. Y al enemigo “no se le puede dar ni tantico así”. Etc. 

También debes haber oído, sin embargo, que nosotros mismos podemos acabar con esto que tenemos más probablemente que ese enemigo. Y que este y sus planes no pueden ser la causa de que dejemos de hablar de nuestros problemas, porque al final, la verdad se impone. Lo has oído, en la voz de los principales dirigentes, una y otra vez, pero es como si nada, los argumentos de siempre siguen ahí. Estás cansado de escuchar anuncios de cambios que no acaban de llegar, y que no dependen de “factores objetivos”, sino de una “vieja mentalidad” que sigue sujetando las riendas. 

Por cierto, ahorita que mencioné una frase suya, me pregunto si alguna vez has leído al Che Guevara. Hasta no hace mucho saludabas todas las mañanas recordando su nombre. Me figuro que lo admiras como protagonista de mil hazañas de guerra, y sobre todo, haber sido capaz de morir por sus ideas. Te es familiar el guerrillero heroico, pero lo que sabes del pensador político del socialismo es apenas unas frases sacadas de contexto en vallas y muros despintados, y ciertos lugares comunes, como el tema del “hombre nuevo” y los “estímulos morales versus materiales”. ¿Por qué será que nunca te hicieron leer en clase “El socialismo y el hombre en Cuba”? El Che no creía en la infalibilidad del gobierno o de lo que él llamaba la vanguardia. “Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de estas equivocaciones se produce, se nota una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a cantidades insignificantes; es el instante de rectificar”. También advertía que la participación ciudadana era esencial: “el hombre en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor. Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva en todos los mecanismos de dirección y de producción”. 

Tú también piensas que la participación no puede ser solo cosa de marchas, actos y reuniones, donde tu presencia no cambia nada ni incide “en los mecanismos de dirección”, sino por el contrario, se diluye en “cumplimiento de metas” y otras formalidades. Sientes que en esa participación falta compromiso, sinceridad, espontaneidad. Si te piden que pongas un ejemplo de formalismo, tal vez menciones a las organizaciones juveniles y los medios de comunicación, cuyo estilo y retórica te hacen “desconectar” a ti y a tus amigos; o los CDR y la FMC, donde tampoco te sientes participante de nada sustancial. 

No sé si sabes que, en un país donde puedes votar y ser elegido para cargos en el Poder Popular desde los 16 años, la presencia de jóvenes delegados en municipios y provincias ha ido bajando, desde 22 % (1987) hasta 16 % (2008). En la Asamblea Nacional, esa presencia promedio cayó al 4% en los años 90; y aunque creció en las últimas elecciones, sigue siendo inferior a 9% de los diputados. Como habrás oído, el porciento de viejos en el país ha aumentado y hoy es el más alto que hayamos tenido nunca (17,73 %); mientras el de niños y jóvenes ha disminuido. Sin embargo, los de tu edad, 16-34, son todavía el 31,41 % de toda la población que puede participar en el sistema político —muy por encima de los mayores de 60, que son solo el 21,6 % de los que tienen ese derecho. Obviamente, la presencia de jóvenes en cargos elegidos por voto está muy por debajo de su peso en la población adulta. Sea cual sea la causa de ese bajísimo perfil, está claro que mientras más jóvenes como tú salgan del país, menos será su presencia en cargos políticos; y si resides afuera no vas a poder votar ni mucho menos ocupar ninguna responsabilidad. Como ves, tu decisión de irte tiene hondas implicaciones también para los que nos quedamos. 

 Esto de irse del país no es nada nuevo, claro. Desde antes del 59, cada vez más gente se iba, sobre todo al Norte; de hecho, ya íbamos en camino de alcanzar una cifra como la de hoy, con más de un millón de nacidos aquí en el exterior. Cientos de miles, incluida la clase alta y muchos profesionales, se fueron en los 60. Cuando el Mariel (1980) y los balseros (1994), partieron otras decenas de miles, entre ellos muchos que no trabajaban, administrativos y obreros. En esas oleadas de los últimos 30 años, no había tantos jóvenes, profesionales y mujeres como ahora. Algunos te dirán, sin embargo, que de otros países —México, Centroamérica, el Caribe, para hablar solo de los vecinos— se va más gente que de esta isla y no pasa nada. Que hay más dominicanos, jamaicanos y guatemaltecos tratando de llegar a EE.UU. o adonde sea, que cubanos. Y que en definitiva, las remesas de los que se han ido mantienen a flote la economía de sus parientes y de su país. ¿Por qué tanto trauma con el caso de Cuba, si eso le pasa a otros muchos? ¿No habría que empezar a pensar que somos otra isla del Caribe, en vez de asumirnos como los raros y de vivir esta experiencia tan normal como una tragedia nacional? 

Otros consideran, en cambio, que somos un caso diferente, porque aquí la gente sale por razones políticas, no económicas. Algunos incluso nos miran como una isla rodeada de caña de azúcar por todas partes, donde nadie sabe lo que pasa afuera. Pero seguro tú sí te has enterado de lo que se dice sobre Cuba y los cubanos en el mundo. Aunque no tienes Internet en tu casa, conseguiste un buzón de correo electrónico, u oyes la BBC o Radio Caracol o Radio Exterior de España u otra de las muchas estaciones en español que se cogen desde cualquier radio. Es probable que hables con alguno de los millones de turistas que caminan por nuestras calles; que tengas un primo en Hialeah o Alicante; un amigo que viaja porque es médico, académico, músico o funcionario. Por alguna de estas vías, o por discursos que escuchas aquí mismo, habrás notado que se ha puesto de moda hablar del éxodo y de la diáspora cubanos. ¿Te has fijado que nadie se refiere a los japoneses en Sao Paulo, los turcos en Alemania o los gallegos en toda América Latina desde que llegó Colón como un éxodo o una diáspora —y son muchísimos más que nosotros en cualquier parte? ¿Por qué será? Estas palabras resonantes vienen de la Biblia, donde se usan para describir el éxodo desde Egipto a “la tierra prometida” del pueblo de Israel; y su posterior dispersión por el mundo. ¿Acaso seremos los judíos de estos tiempos? ¿Otro “pueblo elegido”, que paga la culpa por sus pecados? ¿Debería tocarle entonces a la iglesia, vicaria de Dios y ajena a los éxodos, la misión de reconciliarnos? Como ves, el lenguaje no es totalmente inocente. En todo caso, esa afición a creernos excepcionales y esa marea de palabras no nos ayudan mucho a ganar claridad sobre lo que somos y nos está pasando realmente. 

A fin de cuentas, dentro de poco, tú también serás “un cubano de la diáspora” —lo que siempre será mejor, por cierto, que si te llamaran “exiliado”. Cuando llegues allá, verás con tus propios ojos que algunos se fueron a la diáspora y han terminado en el exilio. Las causas de esa enemistad radican allá y aquí. En ciertos países, la industria del anticastrismo, con ramificaciones en muchos sectores, ha creado un mercado laboral, donde es posible conseguir un cierto empleo o modo de vida, si uno se radicaliza en contra. Como podrás comprobar, al revés que aquí, lo políticamente correcto allá es hablar mal de todo lo que pasa aquí, y esa norma, en ciertos lugares, puede ser muy estricta, ya lo verás. Otros, en cambio, se han puesto así porque del lado de acá les han hecho pagar costos elevados, no solo en dinero. Se han sentido castigados, sujetos de prohibiciones y separaciones, obligados a pagar una multa personal que les resulta injusta y onerosa, solo por haber decidido probar fortuna en otra parte. No importa que se haya reconocido oficialmente el origen económico y familiar de la emigración, se sigue cultivando insensiblemente entre muchos de los que parten un encono, cuyo costo rebasa todas las recaudaciones y contabilidades de corto plazo, porque deja una huella indeleble en las personas, y por lo mismo, en el cuerpo real de la nación. El precio de esa enemistad, naturalmente, es inestimable. 

Como ves, aunque tu decisión personal parece solo eso, tiene un significado social y político mayor. Te reitero que nada de lo comentado hasta aquí intenta cambiar tus planes. Estoy seguro de que si te quieres ir, no hay papeleo, ni trabas, ni condicionamientos familiares, ni tarifas, ni medidas punitivas que te detengan. Eso lo saben bien aquellos cuyos hijos se han ido, experiencia que incluye a todos los grupos y jerarquías. Algunos parecen olvidar, sin embargo, que sobre este tema de la política migratoria ha habido experiencias provechosas, que deberían tener un efecto demostrativo. Por ejemplo, en el sector de la cultura. Justamente, si fueras artista o escritor, no tendrías el dilema de quedarte aquí para siempre o irte para siempre. Podrías decidir trabajar afuera durante años, y finalmente regresar a tu lugar, para salir cada vez que quieras —como han hecho muchos. O seguir allá, mantenerte en contacto y colaborar con proyectos aquí, retornar una y otra vez —como hacen otros. Lo cierto es que la mayoría de nuestros artistas y escritores no se ha ido del país de modo definitivo. Si se tratara solo de términos “estrictamente económicos”, está claro que, para los intereses del país, su valor como capital humano es muchas veces superior a las gabelas migratorias. Esa política alternativa ha dado frutos no solo para ellos, sino para todos nosotros. 

No me vuelvas a decir entonces que la política no te interesa, porque la verdad es que todo esto te importa mucho —igual que a la mayoría de los jóvenes como tú, que viven afuera, pendientes de lo que pasa aquí. Si te preguntaran por tus sentimientos como cubano, quizás digas que estás orgulloso de que seamos así como somos, de nuestra herencia cultural, tradiciones, luchas por la independencia, creencias, valores, patriotismo. Ya ves que tu “apoliticismo” es muy dudoso, digan lo que digan o lo que pienses de ti mismo. Ahora bien, probablemente sí te va convenir mucho conectarte en directo con las realidades del mundo, y aprenderlas por ti mismo, cosa difícilmente alcanzable solo con Internet, la antena o el mp3. Salir de Cuba, además de probar fortuna, te da el chance de crecer por ese lado. Nada contribuye más a la educación política que viajar, conocer otras gentes y culturas, valores y creencias ajenas, palpar directamente y hasta experimentar los problemas de otros, para darse cuenta de dónde uno está. Si hubieras tenido la oportunidad de viajar y regresar, una y otra vez, el contexto en el que tomarías tu decisión ahora sería diferente. 

Quiero terminar esta carta, naturalmente, con una despedida. No queremos que te vayas. Pero si ya lo decidiste, ninguna talanquera burocrática te lo impedirá, y lo que más cuenta ahora es que no te vayas para siempre. Queremos que no partas del todo, y para asegurarlo, lo primero es poner un calzo para que la puerta siga abierta. Donde quiera que estés, piénsate uno de nosotros, y que perteneces aquí, pase lo que pase. No rompas ni nos des la espalda ni te dejes provocar por nadie, de allá o de aquí, que pueda convertirte en un enemigo. Levántate cada día recordando esta nave donde seguimos remando, que solo se mueve si todos la empujamos. También tú puedes remar desde allá, para que siga a flote y se encamine a buen puerto. No dejes que te entre el bicho de la soledad o la nostalgia, que no sirve para nada; ni te resignes a la idea de que estás lejos; ni dejes de estar pendiente de todo lo que nos pasa. Nosotros seguimos contando contigo. Te esperamos siempre, como al que vuelve de un viaje. Lleva con orgullo que eres un ciudadano de este país, porque la cubanía no es un documento de viaje, ni la patria un pedazo de tela. Habrá quienes te digan que somos una isla virtual o imaginada, un territorio diaspórico y otras metáforas. Tú y nosotros sabemos que Cuba es el espacio real donde compartimos cosas tangibles como riesgos y resultados, costos y aspiraciones, entre todos. Así debe ser; y será, si nos lo proponemos duro. 

Buena suerte y hasta pronto. 

La Habana, 31 de mayo de 2012.

jueves, 15 de marzo de 2012

Peloteros cubanos: La mentira de jugar en grandes ligas

Por: Edmundo García, periodista radicado en Miami, Estados Unidos
http://www.cubadebate.cu/opinion/2012/03/10/peloteros-cubanos-la-mentira-de-jugar-en-grandes-ligas/

Les prometí en mi último artículo (“Miami tampoco cree en lágrimas”) que investigaría y escribiría sobre la historia oculta de los peloteros cubanos que llegan a los Estados Unidos. Es la parte fea de la que nadie quiere hablar; pero aunque la prensa no hable de ella, no quiere decir no exista. Me refiero a la falsedad de esas leyendas sobre jugadores y prospectos recién llegados a Miami que por arte de magia un día firman para las grandes ligas de Estados Unidos y se vuelven millonarios. Aclaro que no es que me guste verle el lado feo a las cosas, escribo sobre esto porque dichas leyendas no son ingenuas y manipulan o exageran datos con el fin de engatusar a los deportistas cubanos e instigarlos a que abandonen la isla en riesgosos viajes por mar o deserten de eventos deportivos en el extranjero donde participan en representación de su país.

Las fuentes de esta investigación han estado o están vinculadas y comprometidas con los hechos desde distintas posiciones; por lo sensible y hasta peligroso del tema, han exigido dar la información porque consideran desde su conciencia la necesidad de alertar sobre lo que sucede, bajo condición de anonimato, subrayando que esta es una industria llena de ilegalidad, trampas y mentiras, aunque para algunos altamente lucrativa.

Según las fuentes en este momento hay en República Dominicana entre 120 y 150 peloteros o prospectos cubanos que no encuentran el prometido camino hacia las grandes ligas de los Estados Unidos. Una de las personas consultadas empezó por hacer una interrogante: “A las Grandes Ligas de los EE.UU. llega solamente 1 de cada 14 peloteros que juegan en el llamado beisbol organizado o ligas profesionales. De los otros 13… ¿Quién habla? ¿Quién cuenta sus destinos?”.

Muchos de los prospectos y peloteros cubanos (algunos con un historial, como Kendrys Morales) que han llegado a Miami y obtenido un permiso (”parole”) de las autoridades migratorias para permanecer en los Estados Unidos, tienen que marcharse seguidamente a República Dominicana con visas de turistas violando una de las condiciones de su estadía. Una transgresión a cambio de un supuesto regreso ya contratados para las ligas mayores; regreso que por supuesto no ha sucedido ni sucederá en la mayoría de los casos. Resultado, que numerosos cubanos se han quedado trabados en República Dominicana, sin papeles para volver a los Estados Unidos, sin boleto para el deporte profesional y sin Cuba. O sea, sin los viejos sueños y sin su país, que cambiaron por la dura realidad de tener que llegar a trabajar después de los entrenamientos en la limpieza de autos y otros menesteres de este perfil para completar el dinero de su sobrevivencia allí. De este tema les cuesta hablar, pero la procesión va por dentro.

La concentración en “academias” de entrenamiento del mencionado país caribeño y otros países centroamericanos es la verdad que predomina sobre casos excepcionales como el ya citado de Kendrys Morales, como el de Alexei Ramírez, firmado directamente en el 2008 por los White Sox de Chicago y ahora con Yoenis Céspedes, quien se va a Oakland.

Según algunos testimonios, resulta que esas llamadas “academias” no son más que albergues o barracas en mal estado, con baños colectivos y otras incomodidades que en nada se comparan a las condiciones en que muchos de ellos competían en Cuba, por muy modestas que se las quiera considerar. No son pocos los peloteros que han expresado su deseo de aspirar a volver a jugar en la Serie Nacional de Cuba, ante la alternativa de desempeñarse en ligas semi profesionales de poca calidad y bajo nivel organizativo, donde se paga nada o casi nada, como la que ofrece Tamiami en el Condado Miami Dade.

Los sueños de los peloteros cubanos chocan además contra la evidencia de que en los Estados Unidos existe un sistema casi impenetrable de llegada a las grandes ligas. Comienza en las escuelas elementales, sigue en High School, en College y luego en la Universidad, con un circuito bien asentado. Frente a esos carriles cerrados es casi imposible improvisar y solo unos pocos entre los muy talentosos y con dinero para pagarse un agente pueden irrumpir en las ligas profesionales. No existen en realidad, como algunos dicen por ahí, treinta asociaciones de grandes ligas esperando desesperadamente porque arriben peloteros cubanos a Miami para contratarlos. Es falso. Hay en los Estados Unidos una enorme cantera de nacionales para el gran circuito profesional, a lo que hay que sumar la competencia de otros muy buenos peloteros formados en Venezuela, México, Panamá, República Dominicana, Japón. Surcorea, China Taipei y demás países con tradición en ese deporte.

Es necesario decirles la verdad a los peloteros cubanos, sus familiares y al resto de los interesados antes de invitarlos a irse de Cuba o desertar en competencias; porque lo cierto es que una vez que dan el paso muy poca gente está en condiciones reales de ayudarles. Los famosos cazatalentos o “scouts” apenas tienen poder para redactar informes sobre algún que otro pelotero con buenas condiciones. Esos cazatalentos casi siempre dependen de un “coatch“, técnico o entrenador que les avisa sobre algún talento que tienen bajo su tutela; y todos juntos dependen de un agente que muchas veces tampoco tiene algo seguro que ofrecer por mucho que prometa.

Existe toda una cadena de negociantes colgados del talento de un joven pelotero que llega a Estados Unidos. En el mejor de los casos, que repito solo se da en contadas ocasiones, uno de esos peloteros logra obtener un “bono firma” o contrato del que tiene que entregar un elevado por ciento. Una fuente consultada dijo: “Un pelotero, según cálculos revelados por el célebre comentarista deportivo Bob Costas, se queda hoy con cerca del 40% del monto total de sus contratos.” Desde el momento en que empiece a cobrar tendrá que cubrir sus gastos con el dinero que le queda, pagar impuestos y saldar todas las deudas contraídas. Deudas que se cuentan desde el mismo momento de emprender el viaje de salida de Cuba, que cuando incluye a la familia suele ser mucho más caro. Para que se hagan una idea, otra de las fuentes consultadas para este artículo y perfectamente informada porque es parte del proceso dijo que el viaje de Yobal Dueñas y de Maels Rodríguez (sus familiares hacia Miami y los peloteros hacia El Salvador), salió a 350 mil por cada uno; un total de 700 mil dólares. Un gasto de esa magnitud no se hace por gusto y hay que reembolsarlo.

En otros casos, sobre todo para los que llegan muy jóvenes y sin su familia, los sueños chocan con la soledad, la falta de afecto y la discriminación; que algunas veces es indirecta pero igualmente ofensiva. Además de la discriminación por condiciones explícitas de raza y nacionalidad, se habla de un tipo de discriminación en la pelota norteamericana que está ligada al propio juego. Como cuando dejan a un pitcher lanzar más de lo debido para que le caigan a batazos, o le apuntan un hit o un jonrón que perjudica su record, o cuando no lo sacan de abridor o no lo rotan adecuadamente aunque lo esté haciendo bien, o cuando le critican la forma de celebrar una buena jugada. Uno de los entrevistados recordó que en una Serie Mundial al Duque Hernández lo dejaron seguir lanzando en un juego donde se le veía agotado; con el relevo listo, salió en la otra entrada y le dieron un jonrón que le empató el juego. A partir de esto también contó sobre lo duro que le resultó al pelotero William Plaza, quien por demás tuvo la oportunidad de firmar en el 2004 con 21 años para las menores de los Yankees. Gary Gálvez, que también pasó por las menores, tuvo otras experiencias muy duras en los concentrados. Ambos llegaron a valorar después muy positivamente el tipo de pelota que jugaban en Cuba. Otro de los entrevistados citó el caso de Jesús Ametller, ex jugador de cuadro de los Industriales que terminó jugando beisbol nada menos que en Moscú.

La explosión de llegadas de peloteros cubanos a los Estados Unidos tuvo que ver mucho con la experiencia de los primeros que vinieron; con los que triunfaron y con las versiones de ese triunfo que algunas personas inescrupulosas han puesto a circular por la isla como gancho para atraer jóvenes peloteros al negocio del deporte. Lo cierto es que, como dijimos, esa idea de desembarcar en Miami y seguir camino a las grandes ligas pertenece a una novela que muy pocas veces se hace realidad. Según un entrevistado en Miami que asiste regularmente a las exhibiciones o “tryout” de peloteros que se celebran, por ejemplo, en la Universidad Saint Thomas, a esas demostraciones deportivas no suelen ir observadores con posibilidades reales de sacar a los jóvenes hacia adelante en una carrera profesional. Más bien se pierde tiempo y se mal gastan ilusiones y dinero. Muchos de esos cazatalentos que se ven en los bancos de los terrenos de pelota no hacen más que tomar notas que luego nadie leerá. Nuestras fuentes agregan que ese tipo de desgaste lo habían visto en otros lugares como en Hermosillo, México, pero no pensaron que también fuera así en los Estados Unidos.

Sobre las experiencias en la pelota profesional de los Estados Unidos el ex lanzador de los equipos de Villa Clara, Cuba y Tampa Bay Rolando Arrojo (junto a un periodista y comentarista amigo suyo) editó un libro titulado “Confesiones más allá del dugout” (EE.UU. 2007) que recoge entrevistas sobre las experiencias en Estados Unidos de conocidos peloteros cubanos como Jorge Luis Toca, Euclides Rojas, Ariel Prieto, Maels Rodríguez, Osvaldo Fernández y otros; incluido el mismo Arrojo que recuerda todavía las palabras que le dedicó el Comandante Fidel Castro cuando decidió abandonar el equipo Cuba; las cito porque resumen muy bien lo que venimos tratando y muestran una vez más la posición positiva de la parte cubana para solucionar ese problema de las “deserciones”. Dijo Fidel el 10 de julio de 1996 en el Palacio de la Revolución durante la despedida a la delegación cubana a las Olimpiadas de Atlanta: “compraron al mejor del equipo, una persona, por lo demás, respetada y considerada por todos, al pitcher Arrojo, desaparecido, como es clásico, comprado -sabemos quiénes participaron-, porque se asustaron. No pueden vencer al equipo de béisbol, y compraron a Osvaldo, compraron a Liván y compraron a Arrojo”.

En el libro no solo se habla de las glorias en los Estados Unidos, también de los obstáculos, de los fracasos, de los trabajos y negocios en que se tuvieron que ocupar para seguir adelante, de los olvidos tras el retiro y de lo que significó para ellos jugar a la pelota en Cuba.

Hace alrededor de un año se vio en la televisión de Miami al Duque Hernández promoviendo una academia de pelota; y más recientemente a Agustín Marquetti acompañado de un hijo del mismo nombre al que no le fue bien como jugador, también promoviendo una empresa para enseñar beisbol.

Resulta que todos, quienes no les fue tan bien y quienes ganaron series mundiales en las grandes ligas con sueldos millonarios, tienen que ponerse a trabajar cuando declinan sus carreras y se retiran porque el dinero nunca es suficiente. Al final resulta que tampoco se gana tanto como se vocifera y hay que seguir sudando en el terreno de pelota o luchando el cheque de jubilación y las ayudas.

Por cosas como estas a veces me pregunto lo mismo que se preguntan muchos de ustedes: ¿por qué no pueden jugar los peloteros cubanos en las grandes ligas u otra liga profesional menor de los Estados Unidos sin que rompan con su país? ¿Por qué no pueden los cubanos, como los demás peloteros latinoamericanos, trabajar profesionalmente en algún equipo de la Major League Baseball (MLB) y residir o vacacionar en la isla? Lo diré claramente: No pueden hacerlo porque sencillamente OFAC (Office of Foreign Assets Control), la Oficina de Control de Activos Extranjeros perteneciente al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, no les permite cobrar un centavo si esa ruptura no se produce. Para decirlo de otra manera: para jugar y cobrar en los Estados Unidos los peloteros cubanos están obligados, quieran o no, a “desertar”.

Yo sé que a muchos deportistas cubanos en los Estados Unidos no les gusta que se les llame “desertores”, y les entiendo, porque casi todos los que han llegado desde mediados de los años 60 hacia acá se sienten parte del movimiento deportivo cubano. Recuerdo que en los momentos de mayor éxito con los Yankees de New York el Duque Hernández seguía diciendo que su equipo era Industriales. Y conozco también que René Arocha sigue queriendo a sus seguidores en Regla, o que el propio Rolando Arrojo sigue conectado con Ranchuelo; el problema es más sencillo y práctico: como les dije, es que si no rompen con Cuba no hay dinero. Y eso pasa solo con Estados Unidos, porque peloteros y entrenadores de pelota de Cuba están contratados en México, Panamá, Japón, España, Italia y hasta en Rusia. Algunos dirán que la Federación Cubana de Beisbol tiene regulaciones y convenios firmados sobre ese intercambio. Y es verdad. Pero países como China, Japón y Corea también son muy estrictos en las condiciones para autorizar la participación de sus deportistas y atletas en el escenario internacional. Por cierto, la dirección de la MLB de los Estados Unidos también regula la participación en eventos de los peloteros de las grandes ligas.

Pero es que ni siquiera se trata de jugar; solamente para que un equipo de la Major League Baseball (MLB) pueda hablar, conversar legalmente con un pelotero salido de Cuba se necesita primero que OFAC emita una declaración oficial que certifique el permiso o se corre el riesgo de una multa bastante alta.

Ni siquiera hay que vivir en los Estados Unidos para recibir esa presión; una persona consultada al respecto envió un correo que creo vale la pena citar extensamente: “Si tienen alguna duda pregúntele al Congresista Demócrata por Nueva York José Serrano el porqué redactó y trató de manera totalmente infructuosa, que se discutiera en el Congreso su proyecto de ley denominado Cuba Baseball Diplomacy Act. Este consistía precisamente en describir la discriminación a los cubanos y eliminar esta prohibición para que como cualquier otro pelotero de cualquier país del mundo los cubanos pudieran jugar en los EE.UU. sin tener para ello que renunciar a su patria. Y si todavía le queda alguna duda averigüe por qué Cuba tuvo que renunciar a priori a los ingresos que legalmente le correspondían, para poder participar en el I Clásico Mundial de Beisbol (Cuba decidió donarlos al Fondo para las víctimas del Katrina). O por qué todavía no se ha podido cobrar lo que le correspondió a Cuba del segundo Clásico.”

He querido dejar para el final lo que me dijo una entrevistada muy especial; una madre que sacó a su hijo a través de Centroamérica, con el objetivo de llegar a los Estados Unidos y que jugara en las grandes ligas, donde ella estaba segura que se haría una estrella. Con cierta emoción narró las peripecias por El Salvador donde su hijo de quince años fue obligado a jugar en un equipo de mayores junto a jugadores de hasta 38 años. Le pidieron el 30% de lo que pudiera ganar el muchacho para traerlo a Miami y aquí lo pasearon por las estaciones de radio y televisión, donde rehusó criticar a su país.

Un canal de televisión local hasta les pidió a él y su madre que cambiaran el hecho de su salida legal por una travesía en balsa; algo a lo que por supuesto ellos se negaron. La madre contó que siempre inculcó a su hijo que más importante que el dinero era poner a un estadio de pie. Y eso puede confirmarlo José Ariel Contreras, quien dinero, habrá ganado, pero nunca más ha recibido un aplauso, nunca más le han pedido un autógrafo, nunca más ha sentido jugar beisbol como lo sintió jugando en Cuba. Aplausos y honores que nunca le faltarán a su coterráneo, y compañero de equipo, Pedro Luis Lazo.